Cuando pensamos acerca del lenguaje tendemos a relacionarlo con el uso y la comprensión de las palabras. Pero el lenguaje está lleno de sutiles matices sociales que exceden a las palabras. Imagina que llegas a casa y te encuentras con un vecino. Lo saludas sonriendo y moviendo tu mano. Inicias una conversación, por ejemplo, sobre el clima. Sabes pararte a una distancia prudente y mantienes contacto visual con él mientras hablan. Utilizas expresiones faciales y gestos para manifestar distintos sentimientos.
Todas estos matices hacen parte del lenguaje pragmático, una de las tres áreas del lenguaje junto con el expresivo y el receptivo. Una persona puede tener un vocabulario extenso y una gran habilidad para formar frases complejas, y aún así tener problemas para socializar debido a problemas en su lenguaje pragmático.
Los bebés empiezan a adquirir su leguaje pragmático (y receptivo) mucho antes de decir su primera palabra. Cada vez que interactúas con él, el bebé aprende sobre las normas sociales del lenguaje por la forma en que le hablas y las expresiones de tu cara y cuerpo.
¿Cuáles son las habilidades del lenguaje pragmático?
Las habilidades del lenguaje pragmático se dividen en tres áreas principales:
Saber cómo usar el lenguaje
Usar palabras para diferentes propósitos, tales como:
- Saludar a alguien: Hola, ¿cómo estás?
- Pedir algo: ¿Me podrías dar una hoja de papel?
- Insistir cuando no te entienden o no te oyen: No estoy seguro de que me oiste, ¿me podrías dar una hoja de papel? O: No, eso no es lo que quise decir. Déjame explicar
- Informar a alguien: voy por una hoja de papel
Saber cómo cambiar el lenguaje
Diferentes situaciones necesitan diferentes tipos de lenguaje, por ejemplo:
- El lenguaje que usamos durante un evento deportivo puede ser fuerte y ruidoso mientras que el que usamos en una biblioteca es tranquilo y moderado.
- Explicarle algo a un amigo que nos conoce bien, no requiere de tanta información como si lo hacemos con alguien a quién acabamos de conocer.
- Cuando hablamos con un bebé usamos palabras y tonos diferentes a los que utilizamos cuando hablamos con un adulto.
Saber seguir las normas sociales del lenguaje
Las interacciones sociales siguen rituales complejos, por ejemplo:
- Hacer contacto visual.
- Establecer una distancia prudente entre nosotros y los demás.
- Respetar turnos.
- Saber dar la información justa sin ser redundantes o dar detalles excesivos e irrelevantes.
- Ser capaz de oír y dar respuestas apropiadas.
- Usar y entender el significado implícito.
- Mantenerse en el tema.
- Empatía o capacidad de entender el punto de vista del otro.
- Usar y leer las señales no verbales tales como el tono de voz, la postura, los gestos y las expresiones faciales.
¿Cómo cultivar las habilidades lingüísticas pragmáticas?
Las habilidades pragmáticas pueden parecer obvias para muchos de nosotros, ¡las usamos todos los días sin pensar en ello! Al igual que todas las habilidades, éstas deben ser aprendidas. La mejor forma de aprenderlas y practicarlas es interactuando con los demás.
Mandy Alvarez, una terapista de lenguaje infantil, dice notar una tendencia al aumento en la frecuencia de problemas en el lenguaje pragmático en niños: “Hemos visto muchos niños con dificultades para socializar. Les cuesta trabajo hacer amigos y jugar con otros niños”. Aunque es difícil explicar esta tendencia, Álvarez cree que puede estar relacionada con un incremento del tiempo frente a la pantalla, el cual disminuye el tiempo de interacción con los demás.
Una de las áreas que los niños sacrifican cuando pasan mucho tiempo frente a una pantalla o concentrados en actividades organizadas, es el juego libre. El juego libre y el juego simbólico son catalizadores del lenguaje pragmático (así como de muchas otras áreas del desarrollo) porque implican cooperar con otros niños y actuar situaciones sociales.
La clave es interactuar con el niño de forma significativa tan frecuentemente como te sea posible. Al hacer tus actividades diarias de BabySparks, también estas ejercitando sus habilidades de lenguaje pragmático. Ya sea que lo estés motivando para gatear o le estés mostrando cómo hacer una torre de bloques, las interacciones frecuentes con tu bebé durante estas actividades lo ayudarán a prepararse para enfrentar el complejo mundo social.